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A mí no me mires:

Sonata de primavera para violin y piano.

sonata

1. Andante.
Tu cuerpo traspasado me ha dejado mirar los ojos de tu alma
y he plantado una tienda de campaña
en el cálido bosque que florece en el centro de tu corazón.
Has labrado mi piel con semillas de caricias,
para cosechar cerezas de pasión
que tienen la textura exacta de tus besos.


2. Adagio
La lluvia son las lágrimas amargas de un dios fiero cansado de estar solo.
La lluvia quiere arrebatar sonrisas,
raptar retazos de caricias,
apoderarse de los besos conservados en el cofre de la noche.
La lluvia es un infierno que me llama adonde están las sombras de la duda.
Llueve. Cierro los ojos. Te imagino.
Te siento acurrucada en mi querencia, y saco a la ventana el corazón.
Entonces sale el sol y lo broncea.


3. Scherzo.
Mi vida es un espejo cuando lo miras tú.
Tus ojos acarician los momentos felices,
tu regazo enjuga y acuna la honda pena negra
que vuelve con las viejas deudas olvidadas,
tus dedos escriben en mi piel los versos de ternura
que tantas noches he recitado en sueños.
Tus labios culminan felizmente la música incesante
de una pasión que parecía extinguida.
Y el sol de madrugada me regala una sonrisa de complicidad,
deslumbrado ante la luz de este espejo mío que has mirado con amor.

4. Vivace.
La mañana es puerta de alegría cuando estás tú.
El sol es un prodigio de ilusiones cuando estás tú.
Estás tan cerca que te siento en la piel de mi sonrisa
y sólo entonces comprendo el deber de ser felices
porque estás tú.

1 comentario

Laura -

Una sonata para un cariño, o mejor para una pregunta:
¿Puede enamorarse una de una sensación, de una palabra, de una mujer soñada, de una sonata?
¿O acaso, como escribías hace unos días, todo resulta ser un sueño soñado en otro sueño?
Pero ¿quien me alivia ese desfallecimiento del corazón, cada vez que te leo sino la esperanza de seguir leyéndote más y más, para volver a sentirme con ganas de creerte y crearte a medida de mis deseos?
Cuando cada día me acerco a tú página, lo hago con la sensibilidad a flor de piel. Luego tú te encargas de llevarla a lo más alto.
Nunca noté tanto cariño en cada palabra, en cada acento, en cada frase. Tienes un corazón de oro, cuídatelo, o mejor dicho, deja que yo te lo cuide.