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A mí no me mires:

Semblanzas.

semblanzas

    Mientras escribo unas semblanzas de gente importante, que a mí no me importa nada, (2000 caracteres, 50 euros, cada una) se me ocurre esta otra tuya, naturalmente, fuera de concurso.      

   Estuvo intentando asesinar la soledad de mil diversas formas, algunas ocurrentes, porque ingenio no le falta a la mocita. Compartió interminables noches de fiesta con divertidas y excelentes amigas y cervezas. Subió a la montaña y se retrató de cara al mar, se rebeló, quiso ser diferente y tuvo amores también diferentes que se rompieron, dicen que por la lejanía, cuando sabido es que la lejanía nunca puede romper un verdadero amor, a las pruebas me remito. Coqueteó con la pintura y amó algunos aspectos del cine. Leyó bien y escuchó música mejor. Escribió, pero no tanto como desea quien la quiere con locura, y un buen día, a saber cómo, dejó lo que estaba haciendo por excesivamente monótono y se puso a soñar. Entonces esta niña de ojos tristes descubrió un mundo diferente, a donde solo dos, tres, no más de cinco privilegiadas pueden acceder y una vez allí, decidió que nada de la vida que podía ver, oler, oir, tocar o gustar podría arrebatarle esa otra sensación, por encima y más allá de los sentidos, que estaba experimentando cada día, que la llevaba hacia una vida más plena y la motivaba a sonreír a la gente sin motivo alguno, porque sus pensamientos navegaban por el mar de los sueños, en compañía de la persona amada. Y miren por donde, esa muchacha que muchos consideraban excesivamente desencantada para ser tan joven, se encontró cara a cara con la señorita felicidad. Las crónicas no cuentan lo que sucedió después. Las crónicas se caracterizan por aguar la fiesta y no ofrecer nunca un final feliz, pero la imaginación presiente que esta niña cambió su triste mirada por otra soñadora, y cuenta la leyenda que cada vez que,  en su habitación de manchas azules, ella cierra los ojos y se entrega en los brazos y en los sueños de su amante, todo el barrio se queda a media luz, los enamorados se besan y bailan al compás de una música fascinante que surge de lo más misterioso de la nada y que algún entendido ha identificado como cositas de la Peyroux.

 

1 comentario

Laura -

¿Qué tengo que hacer contigo para que me "semblancees" de esa forma?
Eres merveilleuse. (Suena mejor)