La pereza se me sube a la cabeza.
Mucho tiempo sin escribir. Tengo la curiosidad de vacaciones, me emociona lo obvio, estoy a punto de convertirme en una ardillita de sabidas costumbres y solamente me hace falta aprender ganchillo para sacarme el carnet de ancianita prematura.
Como suele suceder, el trio murió de celos. Externos, claro. Ninguna de las tres teníamos celos de ninguna de las tres. Pero eramos extremadamente celosas de todo lo que venía de fuera, temíamos que apareciera alguna tipa y lo fastidiara todo. Y así fué. Conocí a una impresentable, de cuyo nombre no quiero acordarme, que, además de engañarme como a un chinita del domund y estafarme como a una inversora filatelica, me separó definitivamente de mi parejita feliz y de sus incontroladas y maravillosas locuras.
Junto con esa foto tan envidiable que se hicieron en último concierto de no se quién, Olga, la rubia y Valeria, la morena, me escriben una nota (breve, claro, ellas son mujeres de acción y no de disgresión) y me dicen que me recuerdan, me perdonan, y hasta me invitan a vivir un tiempo con ellas. Pero están en el nebuloso London, le dan mucho a la coca y yo quiero aprender ganchillo.
Está visto que la que nace para boba....
5 comentarios
chilhy -
Adriana -
MARIANA_ -
un que pasaba por aqí -
Cimex_sp -