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A mí no me mires:

Una sonrisa. La tuya.

sonrisa

          A veces la belleza, o la felicidad, o la maravilla, o la vida misma es eso, una sonrisa. Sólo eso, nada más, nada menos que eso, una sonrisa. Se reparten millones y millones de sonrisas cada día, son de circunstancia, a veces sirven de excusa, como pasaporte diplomático, como signo de buena educación, como hipocresía o camino trillado para salir del paso.
          Pero, entre este oropel, de vez en cuando, brilla una sonrisa de oro, una sonrisa que es la joya de la corona, el diamante más perfecto del mundo. Por esa sonrisa, valdría la pena entregar la vida entera. Esa sonrisa es la que me regalas, cada mañana, cuando amaneces en mis brazos. Y yo me quedo tontita y desarmada el resto del día.
          Por esa sonrisa. Con esa sonrisa.

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