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A mí no me mires:

Odio las cortinas.

cortinaje

            Y las celosías, y los visillos, y todos esos artilugios que intentan proteger nuestra intimidad. ¿Para qué? Tampoco es para tanto, no nos pasemos. No soy exhibicionista, pero tampoco me creo la reina del mambo perseguida por cien mil paparazzi ansiosos por sacarme una foto mientras me paseo por el salón con las tetas al aire. 
            Además, nunca entenderé la obsesión por el pecho femenino. No sé que tienen mis pezones que no tengan mi rodillas, por ejemplo. Solo conozco alguien que pensaba en esta línea, Eric Rohmer, que realizó una película donde expuso magistralmente el contenido erótico de una rodilla perfecta, le genou de Claire, y creo que fue su obra más conseguida. 
            Por otra parte, el cuchitril, también llamado piso, que tengo alquilado en el barrio de Gracia, no se merece agobiarlo con un cortinaje rococó, hay que ser minimalistas, dos sillones de ikea, algo parecido a una mesita, pero eso sí, un supermegatelevisor de Sony con todo el blu-ray del mundo, para ver claramente hasta el lunar más recóndito de mi actriz preferida (hoy no toca decir quien es)
            Para más inri, el piso es interior, o sea que toda mi desnudez queda en casa. Por lo tanto, querido vecino o vecina, (mejor vecina, please) si alguna vez me has visto en pelota brava, piensa que ya has captado todo lo peorcito de mí, no sueñes con que salga así a la terraza, porque procacidades, las justas. Si no quieres asistir a este espectáculo, no mires, y si te ha gustado, pues que te aproveche, que mirar es gratis, no cotiza a Hacienda. Aún.

3 comentarios

Xenayd -

Acabo de leer sus ultimos articulos.Muy buenos,quien necesita cortinas?No oculte lo que la naturaleza tan sabiamente le dio para poder observar =).
Cuidese

Anónimo -

Tenías que ser tú, de nuevo, otra vez tú, la que volviera a sacarme deliciosamente de quicio.
Esta vez no te voy a dejar escapar, te ataré con el lazo irrompible del cariño,y estarás siempre a mi vera, pues tenemos que querernos muchas veces, compañera del alma, compañera.

& -

Discrepo, mi querida Lorena.
Tus pezones, tus dulces e inquisidores pezones, tus pequeños y seductores senos con cada uno de sus lunares y pliegues. Con su olor perturbador, su tacto cálido y turgente, su gusto suave con un puntito de chanel nº5 (porque tú lo vales).
Ya sabes, esos mismos que se alteran, se alegran, se tensionan, hablan sin hablar, se ponen nerviosos, se erotizan, te delatan y nos delantan.

¿Cómo vamos a contener? ¿Cómo vas a evitar que saltemos alegremente por la ventana ante tal despilfarro de erotismo?