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A mí no me mires:

Sanguinaria María.

bloody mary

              Como a los médicos les encanta prohibir, venga o no venga a cuento y aprovechando mi desgraciado encuentro con el cangrejo, esos hipócrates se han cebado conmigo y me han obsequiado con una lista de cosas que no puedo hacer por más ganas que tenga, no digo cuales, porque no pienso entristecer a la peña. A cambio me han recomendado muy encarecidamente que coma verdura, mucha verdura. Es decir, me han cambiado la langosta por la espinaca, un trueque como para morirse de gusto.
             Les he hecho caso a medias, claro, dejaré la langostita pa mi sola para tiempos más playeros, pero eso sí, la espinaca también se la puede tomar el gato. Prefiero dedicarme al apio. El apio es adelgazante, relajante, diurético, bajo en sodio y calorías, rico en potasio y tralará, tralará. La mejor forma de tomar apio, no es en ensalada, ni cocido, ni escabechado, sino acompañando a un delicioso zumo de tomate, previamente enriquecido con la mejor salsa que nos ha legado el Imperio Británico, la Worcestershire, más algo de sal y pimienta, unas gotas de tabasco y por supuesto, faltaría más, hasta ahí podría llegar la broma, un largo, delicioso, suculento y enfervorizado chorro de Absolut y con esto no rompo la dieta, el vodka viene de la patata o del centeno o de la remolacha, en definitiva es una verdura borrachita, pero verdura.
            Este cocktail lleva el curioso nombre de Bloody Mary, María la Sanguinaria. Con este apelativo ha pasado a la historia una de las peores reinas que ha tenido Inglaterra, María Tudor, nieta de los Reyes Católicos y más fanática que su abuela, pues se dedicó a cortar la cabeza a todo hijo de la Gran Bretaña que no se declarase católico, apostólico y romano. Por el color sangriento del tomate, han bautizado de esta forma tan violenta a un cocktail que es más bien pacífico y relajante. Curiosamente el Bloody Mary no es un producto británico, lo inventó en 1920 el camarero Fernand Petiot del Harry's New York Bar de París y suele tomarse como alivio de resacas, y compañero de madrugadas.
            Yo prefiero degustarlo en esa hora tonta de la tarde, cuando es demasiado pronto para ir al cine, se ha pasado la hora de la siesta, y en el horizonte del crepúsculo no hay otro proyecto en ciernes que pensar en ti y saborearte en rojo. Cosa que estoy haciendo en este preciso momento.  

1 comentario

Xenayd -

Que enorme alegria siento cuando leo algun articulo sobre su acontecer diario,quizas es porque siento que puedo estar ahi y vivirlo junto a Usted.
No se si le gusta que la trate asi o si puedo llamarla por su nombre.Me lo diria?...