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A mí no me mires:

Silencio.

silencio

         Sabía que estabas ahí. Me ha costado llamar precisamente por eso. Temía tus reproches. Me has tenido olvidada todo el tiempo y ahora que te viene bien, echas mano de mi y patatín y patatán. Ayer resistí, incluso decidí obviar este enojoso asunto, pero esta tarde un amigo común me lo volvió a recordar. Ya que estas aquí ¿por qué no la llamas? Está en casa, seguro, nunca sale, sácala a cenar, le encantará. Accedí, te llamé, una vez, dos veces. Insistí una tercera. Me escamó el asunto, y llamé una cuarta. Puse un mensaje. Esperé sin resultado y luego fué una obsesión, llamé otra vez y otra y otra. Sé que estás ahí detrás, te estoy viendo cómo aguantas las ganas de descolgar el teléfono, porque has visto mi nombre en la pantalla del móvil, respóndeme. Pero ella no respondió, no, y en vez de taladrarme con recriminaciones, me castigó con el peor de los infiernos, el del silencio, silencio, silencio, silencio. Al final, agotada tiré el móvil al suelo y me arrojé en la cama llorando de rabia y reconociendo con amargura que, en asuntos del corazón, nada queda impune, al final las premeditadas ausencias se pagan con insufribles silencios.
Silencio, el sonido de la nada.

 

1 comentario

D -

No hay por que amrgarse.Yo odiaba el silencio pero aprendi a vivir con el.De alguna u otra manera es bueno escucharse a si misma de vez en cuando.
He derramado algunas lagrimas ayer por el alcohol y otros reproches;aun asi, he escuchado tu corazon en la noche al volver al cuarto de las manchas azules.Gracias por compartir el silencio de vez en cuando ;)
Besos