Trabajoso domingo.
Tengo un horario laboral muy apetecible, pero, la cosas como son, no lo he dicho todo, con lo que me cobro por trabajar de 6 a 12 de la mañana, pago el alquiler, y alguna vez hasta los gastos fijos. Para poder vivir sin pedirle dinero a nadie, me contrato al mejor postor, o sea que voy de free-lancer, o, hablando en castellano castizo, de puta autónoma. Eso quiere decir que contadas son las tardes y contados los fines de semana que no estoy amarrada a las galeras de mi portátil y escribiendo lo que ellos quieren que escriba porque para eso me pagan. Normalmente hago lo posible y lo imposible para que la noche del viernes y todo el sábado sea mío, de mi gente y de mis vicios. Pero, eso sí, el domingo se lo tengo que dar a los dueños de los cheques. Para mí no cuenta el tópico que después de un plácido domingo viene un jodido lunes, para mí el jodido siempre es el domingo. En este domingo que es hoy, tengo que acabar una cosa bastante asquerosita. Se trata de un guión para un teleprograma, con un anciano famoso que no quiere retirarse a pesar de la pasta que ha ganado y se ha empeñado en salir en hora punta en una tele que solo la ve el dueño y cuatro más. Estoy escribiendo, me atranco, pienso en tí y a pesar de a enorme distancia, estás cerca, joder, terriblemente cerca, toco una tecla y sales tú, toco otra y sale tu foto, otra y salen tus amigas, tus paisajes, lo que dicen unas de tí, los que dices tú de ellas, maldito internet porque me distrae, bendito internet porque me consuela, se me va el santo al cielo, me doy un coscorrón y vuelta a la tarea, a ver que tiene que preguntarle el figura numero uno al figura numero dos. A todo esto, hoy es carnaval, todo el mundo desfilando con la máscara puesta, pero aquí llueve como si el diluvio lo hubiera encargado Noé, se fastidió la fiesta, lo siento por ellos que iban a disfrutar, no por mí, que ya no tengo envidia de ellos. Tengo la calefacción a tope, y aún así estornudo cada 30 segundos, me sale moquillo por la nariz y tengo una pinta que quedaría divina en la portada del Antiplayboy, me estoy tomando para la puñetera alergia un negroni, la única gran idea que tuvo ese conde italiano que enriqueció el clásico amaro de campari y vermut con un buen chorro de ginebra, y se me han quitado las ganas de comer, ya viene bien, porque antes de las cinco el gilipuá madrileño necesita mi guión para darle un repaso y presentarlo a primera hora de la mañana a sus jefes y quedar como el gran creativo. Claro que no lo he dicho todo de todo, yo trabajo de negra de negro de negro de negro, o sea que por lo que estoy escribiendo, que, al final tampoco sale más corregido sino más aburrido, me dan las migajas que sobran de las migajas que sobran de las migajas que sobran de la mesa del que se lo lleva crudo. Pero la vida es dura, chicas, y menos da una piedra, acabo esta basurilla, la envío, y junto con ella va mi factura. Dentro de un mes cobro y que se joda Madrid. |
1 comentario
D -
Que la noche sea propicia para nuestro encuentro tan especial.
Besos ;)