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A mí no me mires:

Mirada.

mirada

         Habrá que sacar el bisturí. Porque tu mirada es eso. Una lanza quirúrgica que me traspasa y me llega al entresijo último del alma, allá donde tengo conservado, como oro en paño, el último de mis secretos, el que no quiero revelar a nadie, ni siquiera a mí, y de golpe, todo se convierte en un caleidoscopio donde lo oculto sale a la luz, reflejado en múltiples facetas. Y renace aquella ilusión infantil que llevaba dentro, que solo quiere dormir arrullada con la canción de cuna de una caricia tuya, y surge la ternura, el silencio que dice tantas y tantas cosas entre besos enlazados interminablemente, y aparece también la sed de pasión, la fiebre siempre creciente de entrar en lo más profundo de tu cuerpo, de convertirme en el envés de tu piel, para conocerte toda entera, desnuda, viva, múltiple, entregada, mía. Y tú me sigues mirando y es como si alguien bailara un bolero con mi alma, en un lugar quimérico donde no hay otro quehacer que amar sin medida, donde el tiempo se ha detenido en un indecible pasmo, para que nada ni nadie pueda dar por finalizado ese instante mágico, donde tus ojos se cruzan con los míos, se besan, y se dicen lo que las palabras, muertas de envidia y de impotencia, son incapaces de expresar. Tu mirada me desnuda por dentro. Tu mirada me ha hecho perder el rumbo si es que alguna vez lo tuve, navego contra corriente porque ese es el destino que tus ojos han fijado para mí, y me oriento desorientándome, acelero frenando, buscando encuentro, extraviándome me recupero, conteniéndome me desparramo, hundiéndome me elevo hacia la puerta más alta del cielo. ¿Qué puedo hacer de mí, ahora que he conseguido acariciar el infinito? ¿Cómo puedo mirar atrás ahora que he podido besar la utopía? ¿Acaso mis años de búsqueda han dado por resultado esta maravillosa capitulación, esta entrega total de todas las defensas, esta rendición incondicional ante quien con una caricia puede estremecer tu cuerpo hasta el suspiro extremo de la felicidad? ¿Qué puede hacer mi cabeza, que se ha quedado sin argumentos para contrarrestar esta fascinante invasión? ¿Y qué pueden hacer mis labios, que cuando no sueñan con los tuyos, solamente saben decir tu nombre, mi amor, solo tu nombre? Me faltan las respuestas. Solo tengo tu presencia, tu sonrisa, tus mensajes y la esperanza de mil inagotables noches de amor, de un cuerpo con mil rincones por explorar. Y sobre todo, tu mirada. Tengo tu mirada. La que me hace morir. La que me hace vivir.

1 comentario

Laura -

Me gustaría poder mirarte así, solo por el placer de saber que estas hermosas palabras que salen de tu corazón estaban destinadas a mí. Diciendo las cosas que dices y cómo las dices, es muy difícil no enamorarte de ti. Suerte tiene la dueña de esa mirada porque con tus escritos habrá fabricado unos sueños muy lindos. Me gustaría ser ella.