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A mí no me mires:

Catando.

catando

         Me invitan, no sé muy bien por qué, a una cata de vinos. Los demás efectúan el rito de forma profesional, es decir, prueban el vino, le dan vuelta en la boca, y sin tragarlo, lo arrojan en un cubo. Odio hacer guarradas, así que al final me lo bebo, con lo cual, al cabo de una hora y varios vinos, comienzo a estar maceradita. Reunión seria, con mucho empaque y demasiados hombres. La excepción mujeriega las formamos cuatro chicas, a saber, dos relaciones publicas pijichurris de bodegas pijichurris, una bodeguera de Rioja que hace un vino tan encantador como ella, y yo, que pasaba por ahí, y que como no podía venir mi jefe,  estoy aquí por aquello de que me gusta el vino casi tanto como una teta. El coloquio es pesadísimo, el vocabulario del catador cada vez es más críptico, todo se reduce a encontrar aromas y sabores extraños, frutas, cueros, maderas especiadas, polifenoles. Con tanta fruta, tanto cuero y tantas especias, parece que en vez de vino estás tomando un zumo con azafrán en un zapato. Se lo comento al tipo que está sentado a mi lado, que no parece de la misma guerra, lleva camisa negra y coleta y, si fuese más joven, encajaría como palmero de un grupo flamenco. Opina lo mismo que yo y me cuenta algo que me parece mucho más interesante. Me dice que los vinos no hay que casarlos con comidas, sino con personas, o con momentos. Me cuenta que hay vinos para solteritas, vinos para imperfectas casadas, vinos para ejecutivos, vinos para progres, vinos para fachas, vinos marianos, vinos zapateros. Al llegar a este punto, me lanzo y le pido un vino para las JLD como yo (Jóvenes lesbianas desinhibidas) Y me recomienda un tinto del Duero, elaborado por hijos de buenos bodegueros, con el puntito rebelde de la juventud y muy goloso. ¿Cómo sabe el tío que las JLD somos golosas? Su nombre: Leda Viñas viejas. Lo de Leda, me gusta, fue personaje mitológico, lesbiana de adolescente, esposa de un rey, amante de un dios, madre de Helena de Troya, que al final, cansada de tanto macho, maduró y acabó siendo lesbiana. Lo que no me gusta tanto es eso de Viñas Viejas. Entonces el de la coleta me sonríe y añade para que un vino sea sorprendente, incluso siendo joven, necesita que las viñas sean cuanto más viejas mejor, porque en esa mezcla de juventud y veteranía está todo su encanto. No sé si tomar esa observación como un cumplido o como consejo de un veterano. Por si acaso le respondo que una servidora ahora es una JLD y a mucha honra, pero que con el tiempo, jamás de los jamases me convertiré en una VLC (Vieja lesbiana cohibida) Eso es radicalmente imposible. Sobre todo después de haber soñado contigo una noche y otra y otra y otra…. .

1 comentario

Laura -

Lo que me faltaba...
Y además te gusta el vino...
Menudo peligro!