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A mí no me mires:

Palabras.

          Quieres caricias, y yo te ofrezco solamente palabras que acarician. Deseas besos, y yo tengo tan sólo adjetivos que besan. Ansías gemidos de pasión, y lo único que puedo hacer es conjugar por ti un buen manojo de fervientes verbos. Necesitas orgasmos plenos, y yo únicamente puedo hacerte el amor en un mundo inalcanzable a los sentidos. Exiges ser arrastrada por el vendaval de la realidad, pero tú y yo estamos a merced de la brisa de la ficción. Somos huéspedes del país de la utopía y no tengo la varita mágica que me traslade a tu lado y me transforme físicamente en la persona que tú necesitas. Solo poseo en mi zurrón una modesta y cotidiana cosecha de palabras. Cada mañana recojo las mejores para ti. Sé que necesitas mucho más que eso, niña mía, pero es mi único tesoro. Pretender algo más, escapar de esta fantasía para conocer lo que hay detrás, sería abrir la caja de Pandora y destruir el maravilloso encantamiento que nos mantiene hechizados. Si rasgamos el velo mágico que nos oculta y nos seduce, seriamos expulsados inmediatamente del país de los sueños y de nuestra increíble historia no quedaría más que una frustrada y amarga desilusión. No tendríamos entonces nada que decirnos. Entre tú y yo se habrían terminado las palabras.  

1 comentario

Laura -

Con tal de que continúes siendo la protagonista de mis mejores sueños, y la fascinante maestra que me enseña en sus escritos lo más oculto y maravilloso de la vida, estoy dispuesta a hacer el juramento sagrado de no abrir nunca tu caja de pandora.
Eres lo que yo quiero que seas, y eso me cuelga aún más de ti