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A mí no me mires:

Gran banquete y mejor postre.

faro

Tengo predilección por el Puerto de Santa María, mi ciudad gaditana favorita, (además de Cádiz, por supuesto) Aquí  transcurrió  parte de mi adolescencia, y cuando me acerco a la plaza donde estaba mi antiguo colegio, una lagrimita intenta salir por mi ojo sentimental (el izquierdo) Hoy he llegado al Puerto para asuntos de trabajo, hice una entrevista olvidable a un cocinero más olvidable aún, y luego, en mi tiempo libre,  me dejé llevar por mis instintos básicos y  me presenté a mediodía en El Faro del Puerto, uno de los mejores restaurantes de la bahía, junto con el Faro de Cadiz y el Ventorrillo del Chato., que además son de la misma familia. De primero tomé una ensalada absolutamente desaforada: brevas, anchoas en salazón, mojama, boquerones en vinagre, pan frito, queso feta, rúcula y berros. Esta deliciosa anarquía solo podía saborearse en su plenitud con un fino de Osborne  bien fresquito y envasado para y por los ángeles. Después llegaron dos tortillas de camarones con muchísimo camarón y muchísimo perejil, que se convirtieron en dos hermosos regalos para el paladar, y como cierre, degusté dos carabineros abiertos por mitad hechos al horno y adornados con una salsa elaborada con el coral del marisco y un oloroso jerezano. Lagrimas de placer. Había postre, claro, pero ni hablar, pedí un café bien cargado porque el postre me estaba esperando en el hotel. Y sí, me estabas esperando. Y nos amamos, y fue el mejor colofón para la mejor comida.  Y hasta aquí puedo contar.

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