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A mí no me mires:

¡Anda que le den!

verfdad mentira

Algún espíritu inflamado de solidaridad, o como se suele decir, alma caritativa, (dicho esto con las comillas más sarcásticas del mundo) haciendo un aparte, me recomendó con tono paternalista, “Lo tuyo no se tiene en pie, seguro que está fingiendo”. Aguanté con una sonrisa el dardo envenenado y le respondí. “¿Y  qué?, nunca he sentido lo que siento gracias a lo que tu llamas fingimientos, benditas mentiras que me regalan más placer que mil verdades, benditos sueños que me llenan de felicidad más que tus vacías realidades”.  Luego en mi soledad contigo, regresó como un mal presagio aquella frase del aguafiestas, y a pesar de ello, me encontré a mi misma más fuerte que nunca. ¿Mentira, verdad? ¿Sueño, realidad? ¿Sinceridad, simulación?  ¡Qué más da!  No hay nada más cierto que el amor que has despertado en mí, solo por ello, seas lo que seas, cuerpo, alma, realidad, quimera, verdad, impostura, solo por eso, por este amor que me hace temblar cada vez que pienso en ti, solo por eso, vale la pena vivir mil vidas. Y tú lo sabes. Y yo lo sé.

Y al resto del mundo, eso, que le den.

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