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A mí no me mires:

Ese número de teléfono
es mi tesoro.

<center>Ese número de teléfono</center> <center> es mi tesoro.</center> Estoy en Sitges, en el chalet de mi tía Barbara.
Hace un día especialmente bonito.
He tomado el sol en topless,
mientras mi tía hacía sus negocios por teléfono.
Luego ella se ha acercado a la terraza donde yo estaba, me ha dado un beso en los labios y me ha abierto una botella de borgoña, un vino tremendamente carnal. Sabe lo que me pasa y sabe que se lo voy a contar, pero no tiene prisa. No se extraña que haya llamado a su puerta hace una hora, y sin decir una palabra, la haya abrazado, acurrucándome en su hombro como una niña chica, como aquella sobrinilla de 11 años, hambrienta de cariño, que la eligió como su hada madrina, por encima de la trifulca de sus padres. Me conoce como si me hubiera parido, pero lo bueno de todo es que no me ha parido, y por ello, no hay más ligazón que el cariño, un amor que crece con el tiempo, y lo hace en la medida en que yo voy madurando y más me acerco a lo que ella entiende por vida, ese ejercicio constante de libertad absoluta que es donde está el verdadero placer.
El vino penetra en mi organismo, calma mis nervios, aplaca mi confusión, me relaja. Necesitaba tomar un poco de distancia, después de la noche de amor furioso que he vivido. Un poco de centro, un poco de rumbo, un norte, un sur, para un corazón ardiente que solo quiere sumergirse más aún en el maremagnum del deseo. Han sido quince horas de ascensión incesante hasta las alturas del placer. Quince horas de felicidad plena, de ternura mayúscula, de música susurrada al oído, de dulzura inmensa, de cariño loco, de cúmulo de pasiones, acurrucadas en la comisura de los labios.
Y necesitaba el sonido del mar, en esta familiar bahía de Sitges, deseaba estar asi, con mi tía llenándome la copa, y dándome después un masaje en la espalda, mientras yo estoy escribiendo esto, y no se le ocurre ni siquiera leer lo que estoy redactando, tan respetuosa siempre con mi libertad, y es en este preciso momento, cuando siento el amor de sus dedos recorriendo mi espalda, que me noto tan querida, tan mimada, tan acunada por la vida... y un borbotón de lágrimas llega a mis ojos y ya no puedo escribir más.


UNA HORA DESPUES.
No pensaba colgar este post.
Os lo juro.
A lo mejor se lo pasaba a algún amigo por correo.
Pero mi tía,
que lo ha leído
y me ha dado un achuchón de fábula,
para que yo no me diera cuenta
de que se le habían saltado las lágrimas,
me acaba de advertir muy seriamente
que si no lo cuelgo ahora mismo,
sin corregir ni una palabra,
me deshereda.
Y hasta ahí podía llegar la broma.

El Nano (mi mini) es más suyo que mío.

6 comentarios

Toni -

Hoy(28-2-04) si k es un buen dia pa tomar el Sol, con esa mini-nevada k a caido por Barcelona,jejejeje

Lore -

Me la ha hecho
mi tía Bárbara,
que se ha comprado una cámara digital que le ha costado cinco mil euros. Además, ella tiene arte en captar el gesto oportuno. Todo lo contrario que yo, que soy una manazas.

DaWyZ -

Qué foto tan guapa, Lorena! Creo q es la foto en la q mejor sales. :)

Night Phanter -

Creo que no has interpretado bien mis palabras.
Auque quiza tienes alergia a la critica constructiva. No decir solo lo bueno no es insultar.
Si lo es no saber leer.
Pido perdon a lorena por haber causado este comentario en su blog, pues los posts no estan para escaramuzas entre lectores.
Si a ella le molestan mis comentarios, es mayor y sabe escribir suficientemente bien como para decirlo.
Tiene mi aceptacion para borrar mis comentarios cuando le plazca.

David. -

Oye, pantera negra, o gato negro, o negrura felina, o lo que sea: ¿Por casualidad no eres pariente del Capitan Halsey de infeliz memoria, es decir, otro que se dedica a navegar por los blogs sólo para tocar las narices? Si pretendes notoriedad, vas listo, porque al capitán ese lo acabamos echando de aquí, a base de no hacerle caso. Por primera y última vez, quedas avisado.

Night Phanter -

Tus trascendentales asuntos personales no me importan en absoluto, pero hoy has tenido una hermosa manera de retratarlos.