Nueve canciones,
un revolcón imprevisto
y una rotunda decepción
En compañía de un amigo mío de toda la vida y en su fabuloso Home Cinema, veo 9 song, la extraordinaria película de Michael Winterbottom que refleja un erotismo intenso, explícito y espontáneo.
Me encanta la protagonista, Margo Stilley. Un cuerpo joven, de líneas adolescentes y un tanto andróginas. Me apasiona su forma de besar, arrastrando sus labios por la piel de su amante.
Tanto me seduce el cuerpo de la Stilley, que noto que me sube la libido y no lo puedo disimular. Entonces, mi viejo amigo me rodea con sus brazos y nos dejamos llevar por la sensualidad que desprende la película.
No tardamos en tendernos en el sofá y mientras él continúa con sus caricias, cada vez más intensas, compruebo, no sin asombro, que lo estoy devorando como una loba.
Al día siguiente, reflexionando sobre esta recaída, veo que no me preocupa que me haya hecho hetero en una noche loca. Nadie es perfecta, y yo, menos.
Lo que me inquieta es la transformación de mi amigo a quien, en mi ingenuidad, consideraba que estaba interesado por mis cualidades humanas más elevadas.
Cuando me encontraba con él, procuraba desplegar la conversación más brillante, la ironía más divertida, la sonrisa más simpática, hasta que la realidad, una vez más, vuelve a darme un baño de decepción y descubro que lo que más le gusta a mi viejo amigo de mí, es precisamente,
la rotundidad de mi culo.
¡Hombres..!
Me encanta la protagonista, Margo Stilley. Un cuerpo joven, de líneas adolescentes y un tanto andróginas. Me apasiona su forma de besar, arrastrando sus labios por la piel de su amante.
Tanto me seduce el cuerpo de la Stilley, que noto que me sube la libido y no lo puedo disimular. Entonces, mi viejo amigo me rodea con sus brazos y nos dejamos llevar por la sensualidad que desprende la película.
No tardamos en tendernos en el sofá y mientras él continúa con sus caricias, cada vez más intensas, compruebo, no sin asombro, que lo estoy devorando como una loba.
Al día siguiente, reflexionando sobre esta recaída, veo que no me preocupa que me haya hecho hetero en una noche loca. Nadie es perfecta, y yo, menos.
Lo que me inquieta es la transformación de mi amigo a quien, en mi ingenuidad, consideraba que estaba interesado por mis cualidades humanas más elevadas.
Cuando me encontraba con él, procuraba desplegar la conversación más brillante, la ironía más divertida, la sonrisa más simpática, hasta que la realidad, una vez más, vuelve a darme un baño de decepción y descubro que lo que más le gusta a mi viejo amigo de mí, es precisamente,
la rotundidad de mi culo.
¡Hombres..!
7 comentarios
Carlos Duarte M. -
Lore -
Vamos creciendo, Patri. Y ya se sabe lo que sucede cuando una crece. Se pierde inocencia y se gana fascinación.
(Que conste que ahora me gustas mucho más)
patri -
Indo... -
¿No decíais hace poco que el sexo es lo que mueve el mundo? Pues no lo pienses más y no te decepciones. Quizá a ti se te fue más la olla al darle tanta importancia.
Y no sé qué hago aquí cuando eres la envidia de tod@s!!!! Pillas de todos lados, joer!
Lore -
Pero aún así, me dió la impresión de que a mí se me fué menos la olla. Yo estaba haciendo el amor con "todo" mi amigo, pero él sólo estaba follando un cuerpo. El mío. Ojalá me equivoque.
(Espero que mi amigo no lea este comentario. No quiero perder lo que poco que ya me queda de él)
Indo... -
Claudio -
Piensa que a lo mejor él se ha llevado la misma impresión sobre ti...