Bolero.
(Y un sinfín de interrogaciones)
(Y un sinfín de interrogaciones)
De tanto y tanto buscarte,
tengo desgarrada el alma,
con espinas del camino.
Grité tu nombre mil veces y fue en vano,
en las inmensas plazas rebosantes de gente
y desiertas de ti.
He vuelto a recorrer todos los mundos
que nos habíamos inventado juntas,
para indagar tan sólo alguna huella,
una pista, un recuerdo, una sonrisa,
o la marca indeleble que nos deja
el placer de una caricia en la distancia,
y he dejado en forma de porqués,
cariños esparcidos por el viento,
pero solo el silencio es la respuesta.
Y aquí me tienes ronca y rota,
desvalida, y hambrienta de tus besos,
evocando con furia la crueldad de la ausencia.
La tarde se convierte en un bolero,
desesperadamente malherido:
Tú me acostumbraste a todas esas cosas,
y tú me enseñaste que son maravillosas.
Sutil llegaste a mí como una tentación,
llenando de ansiedad mi corazón.
Yo no comprendía cómo se quería,
en tu mundo raro y por ti aprendí.
Por eso me pregunto al ver que me olvidaste,
por qué no me enseñaste cómo se vive sin ti.
Desesperadamente ausente.
Sin tí, otra vez.
Sin tí.
tengo desgarrada el alma,
con espinas del camino.
Grité tu nombre mil veces y fue en vano,
en las inmensas plazas rebosantes de gente
y desiertas de ti.
He vuelto a recorrer todos los mundos
que nos habíamos inventado juntas,
para indagar tan sólo alguna huella,
una pista, un recuerdo, una sonrisa,
o la marca indeleble que nos deja
el placer de una caricia en la distancia,
y he dejado en forma de porqués,
cariños esparcidos por el viento,
pero solo el silencio es la respuesta.
Y aquí me tienes ronca y rota,
desvalida, y hambrienta de tus besos,
evocando con furia la crueldad de la ausencia.
La tarde se convierte en un bolero,
desesperadamente malherido:
Tú me acostumbraste a todas esas cosas,
y tú me enseñaste que son maravillosas.
Sutil llegaste a mí como una tentación,
llenando de ansiedad mi corazón.
Yo no comprendía cómo se quería,
en tu mundo raro y por ti aprendí.
Por eso me pregunto al ver que me olvidaste,
por qué no me enseñaste cómo se vive sin ti.
Desesperadamente ausente.
Sin tí, otra vez.
Sin tí.
6 comentarios
Lorena -
¿Que haría de mí, entonces?
Quedaría inacabado ese largo poema
que tenemos que escribir juntas.
patri -
patri -
Claudio -
lorena -
Esta vez tu percepción falló, Patri querida, no soy muy tanguista yo.
Y ahora que pasó el ciclón y vuelve a salir el sol, ni bolero, ni tango, vuelvo a lo realmente mío: rumba, guaracha, merengue, merecumbé, y todo tipo de salsa, que tengo ganas de agarrar las maracas y menear el cuerpo serrano.
patri -