Admiradores
Vuelvo a ser libre
y acuden en tropel invitaciones tentadoras
para que deje de serlo.
Muchas de ellas vienen de territorio vedado.
Es el morbo masculino por ligar con una lesbiana.
Pero ni la bandera pirata,
ni la hoz y el martillo
lograrán que sea infiel a mis placeres más íntimos.
Nada puede compararse
con la maravilla de acariciar
lenta, suave, majestuosamente,
la piel de terciopelo y melocotón de una mujer.
Besar su vello púbico,
cerrar los ojos
y elevarse al infinito,
hasta el mismísimo umbral de las puertas del cielo.
5 comentarios
Alina -
Marta -
Anónimo -
Anónimo -
DaWyZ -