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A mí no me mires:

"Lorena, Lorena,
ten cuidado con la cena"

<center><em>&quot;Lorena, Lorena, <br> ten cuidado con la cena&quot;</em> Para agradecer a mi tío-cuñado Julio
las fabulosas vacaciones que me regaló,
por amor al arte y por mi cara bonita,
donde fuí tratada como una princesa heredera,
se me ocurrió invitarle a una cena resultona en casa,
cena que preparé yo con estas manitas.
(Bueno, la verdad es que me ayudó mucho mi vecino gay,
que hizo un curso de perfeccionamiento en la Hoffman,
antes de ser retirado por un chef francés
que lo acabo de perfeccionar del todo)
A lo que iba.
Apareció Julio guapo, moreno, elegante, tipo Clooney,
en plan cincuentón arrebatador,
con toda la pinta de haber estado una semanita
en una clínica de rejuvenecimiento.
Pero yo, tonta de mí, como la cena iba a ser en casa,
estaba, como diría la Martirio, arreglá pero informal.
La cena muy bien, los platos estaban conseguiditos
aunque el champán francés que trajo Julio,
evidentemente superaba a la comida por cinco a uno, siendo piadosa.
A final, la noche, las burbujas,
y el agradecimiento que una llevaba dentro
salió como si se descorchase otra botella de champán,
que, por cierto, también se descorchó,
la cosa es que me colgué de su cuello
y le di un besito cariñoso.
Bueno, fue un poco más que cariñoso, pero sólo un poco más,
Julio me lo devolvió con otro, yo diría que bastante expresivo.
Bueno, fue un poco más que bastante expresivo, pero sólo un poco más,
(El cabroncete sabe besar de fábula)
Entonces la Lorenita va y se derrite
y le da un achuchón a mi tío-cuñado,
con esa urgencia que te viene
cuando te dicen que dentro de media hora se acaba el mundo.
Mientras se lo estaba dando,
saltaron todas las alarmas
y me dije a mí misma que tenía que controlar,
porque aparte de que ese no estaba siendo el comportamiento
de una chica que pretende ir por la vida como una lesbianita decente,
tampoco podíamos entrar en mi habitación
porque la tenía hecha una auténtica leonera,
con la cama por hacer
y algunos adminículos muy, pero que muy femeninos,
desperdigados en un revuelto caos absolutamente loreno
Menos mal que, Julio,
pedazo de caballero,
(lo que tengo que aprender de según quien)
se me anticipa
y como un torero de la escuela jerezana,
me para, me templa y me manda ser buena
y no jugar a ser bisexual
en el momento más inoportuno y con la persona menos indicada.
Entonces me di cuenta
del follón que me iba y le iba a meter,
y me agarré a él,
ruborizada como una chiquilla cogida en falta,
comenzando a llorar en su hombro a moco tendido,
mientras Julio me regalaba,
el muy canalla,
la más divertida y socarrona de sus sonrisas.

(Yo no sé que estaba pensando la tonta de mi hermana,
cuando no se casó con él, y eligió al gilipuá del broker yanki)

2 comentarios

& -

Mi querida Lore,
Ya sabes que siempre son mejores los besos que no se dan y quedan en el pecado de nuestra imaginaci—n.

claudio -

Vaya con el Julio, como siga así va a hacer pleno en tu familia...