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A mí no me mires:

Declaracion de amor (versión 1.5 beta)

mirada

Habrá que sacar el bisturí. Porque tu mirada es eso.
Una lanza quirúrgica que me traspasa y alcanza el entresijo último del alma,
allá donde tengo conservado, como oro en paño,
el secreto de mis secretos,
el que no quiero revelar a nadie, ni siquiera a mí,
y de golpe, todo se convierte en un caleidoscopio
donde lo oculto sale a la luz, reflejado en múltiples facetas.
Y renace aquella ilusión infantil que llevaba dentro,
que solo quiere dormir arrullada con la canción de cuna de una caricia tuya,
y surge la ternura, el silencio que dice tantas y tantas cosas
entre besos enlazados interminablemente,
y se acrecienta la sed de tu piel,
la fiebre siempre incesante de entrar en lo más profundo de tu cuerpo,
de convertirme en el envés de tu sexo,
para devorarte toda entera, desnuda, viva, múltiple, entregada, mía.
 
Y tú me sigues mirando y es como si alguien bailara un bolero con mi alma,
mientras te canto al oido la sonata que Aznavour creó para su amada Isabelle,
Je me contenterais de caresser ton ombre,
si tu voulais m’offrir ton destin pour toujours
Me conformaría con acariciar tu sombra,
si me ofrecieses tu destino para siempre,
en un lugar quimérico donde no hay otro deber que amar sin medida,
donde el tiempo se ha detenido en un indecible pasmo,
para que nada ni nadie pueda dar por finalizado ese instante mágico,
donde tus ojos se cruzan con los míos, se besan,
y se dicen lo que las palabras, muertas de impotencia, son incapaces de expresar.
 
Tu mirada me desnuda por dentro.
Tu mirada me ha hecho perder el rumbo si es que alguna vez lo tuve,
navego contra corriente porque ese es el destino que tus ojos han fijado para mí,
y me oriento desorientándome,
acelero frenando, buscando encuentro,
extraviándome me recupero, conteniéndome me desparramo,
hundiéndome me elevo hacia la puerta más alta del cielo.
¿Qué puedo hacer de mí, ahora que he conseguido acariciar el infinito?
¿Cómo puedo mirar atrás, ahora que he podido besar la utopía?
¿Acaso mi largo ayer de búsqueda ha dado por resultado
esta entrega total de todas las defensas, esta rendición incondicional
ante quien con una caricia puede estremecer tu cuerpo hasta la extrema agonía de la felicidad?
¿Qué puede hacer mi cabeza,
que se ha quedado sin argumentos para contrarrestar esta maravillosa invasión?
¿Y qué pueden hacer mis labios,
que cuando están sin los tuyos, solo saben decir tu nombre, mi amor, solo tu nombre?
Me faltan las respuestas.
¿Para qué?
Me quedo con tus preguntas.
Con tu presencia, tu sonrisa, tus mensajes.
Con el presentimiento de mil inagotables noches de amor,
Con un cuerpo inexplorado lleno de rincones por imaginar.
Y sobre todo, con tu mirada.
Tengo tu mirada.
La que me hace morir.
La que me hace vivir.

1 comentario

mirada -

"Que el pan sea pan y mar el mar. Basta de conjeturas. Murciélagos lunares o roedores de orquídeas. Toda palabra tiene precio. Las palabras que atacan como rayos o víboras. Que el pan sea pan y mar el mar. Y el agua eterna pero la sed eterna, para poder decir al fin: he hallado un pan junto al mar...
Cuando llegué a la ciudad, un loco vagaba por las calles. En su mirada había un cuchillo, le di mi mano, lo miré, le hablé y mi voz duró entre los astros. Éramos sólo dos sobre la tierra. Pero éramos dos sobre la tierra. La soledad se hizo añicos. La poesía palabras". Leéte el poema completo de Mario Trejo "Ultimátum a un joven poeta", seguro que te gusta.